Como ya comenté en mi primer post, Velvet tiene una de esas historias de amor imposible que enganchan al espectador, pero que siempre dan un giro inesperado que hace que los finales, al menos temporalmente, no sean felices...
Ocho capítulos son los que hicieron falta para que la historia de Ana y Alberto tuviera a los espectadores en vilo. Tras todos los impedimentos que se habían encontrado a lo largo de sus vidas, Alberto tenía que tomar una decisión que marcaría el futuro de todos: Cristina o Ana; la decisión responsable y segura para las galerías, o el amor de su vida.
Creo que puedo resumir este capítulo como lo que más me ha impactado de la serie, fue un hecho tan relevante que consiguió dar la vuelta a la trama.
Tras todas las dudas de Alberto, este consigue decantarse por una de las dos mujeres que hasta el momento habían marcado su vida. Ante la sorpresa del espectador, le prepara una boda sorpresa a Ana sin importarle, por fin, las opiniones del resto.
A pesar del desconcierto que me generó al principio, fui capaz de reponerme después y pensar desde el punto de vista del personaje, tras todo su sufrimiento ella no podía consentir una boda que no había preparado, con un vestido que no había elegido y sin las personas importantes de su vida; si algún día llegaba ese momento, tenía que ser como ella lo había soñado desde niña.
Aunque el post habla acerca del momento que más me ha impactado de la serie, no puedo dejar atrás uno de los que tuvo lugar en el último capítulo; la madre de Alberto, que todos creíamos muerta hasta hacía apenas un par de capítulos, aparece de nuevo en las vidas de los protagonistas de las galerías, acudiendo a la boda de su hijo sin que este sepa nada.
http://www.antena3.com/series/velvet/personajes/angela-molina-isabel-velvet_2014042400137.html |
¿Qué chica no quisiera tener un armario como el de las Galerías Velvet?
ResponderEliminarUna de las razones por las que vale la pena ver esta serie es, sin duda, por su excelente vestuario.
¡Desde luego, para mí lo quisiera! Una pena que ya no podamos llevar esos magníficos vestidos...
Eliminar